Raventós i Blanc, la finca más mineral

La singularidad de la geología de la Conca del Riu Anoia, es la que nos permite mostrar nuestros vinos tal y cómo son: minerales y salinos.

La historia de los suelos de la finca Raventós i Blanc – enmarcada en el área geográfica Conca del Riu Anoia – tienen no sólo las particularidades de toda esta tierra, sino también la singularidad excepcional y única acontecida por la presencia de la Colina del Serral y la proximidad del río Anoia.

Para entender esta singularidad, se tiene que saber que todo nuestro valle estuvo cubierto por el mar Mediterráneo durante 3 millones de años –en la época del Mioceno – hace unos 16 millones de años. La Conca del Riu Anoia es testigo viviente de los acontecimientos geológicos y movimientos tectónicos que formaron los Pirineos y la depresión del Penedés y, el mar Mediterráneo, la inundó posteriormente. Cuando el mar se retiró, dejó toda la vida marina fosilizada en nuestros suelos; y, es por eso, que hoy, los suelos de la Conca del Riu Anoia son calcáreos con gran cantidad de fósiles marinos.

La finca Raventós i Blanc es una colina, una colina con múltiples orientaciones que genera diferentes parcelas y terrazas, diferentes suelos, diferentes tipos de uva y diferentes vinos. Es precisamente esta colina la que da personalidad a toda nuestra finca, a cada parcela y a cada vino.

Debido a la erosión que el río Anoia ha hecho durante los últimos millones de años, la finca tiene forma de colina, lo que permite aflorar fósiles en las laderas de la colina y encontrarlos a poca profundidad en las zonas bajas de la finca.

 

De hecho, siempre hemos sabido que la finca estava situada sobre un estuario geológico, pero fue una mañana de febrero, hace menos de medio año, cuando Lluís, uno de los payeses de la finca estaba supervisando el replantameniento de la Xarel·lo en la Plana 11 – una viña casi centenaria, arrancada hace unos 6 años – y, del corazón de la tierra, creyó ver aparecer el mar. “Aquí hay conchas”, gritó. Era bien cierto.

Aquel día encontramos unos 20 metros de roca marina de la edad Miocena muy fosilífera y cubierta por una capa delgada de sedimentos cuaternarios edafizados. La abundante presencia de fósiles marinos muestra como la roca se formó en un medio marino y, el tipo de fósiles y restos vegetales encontrados, que el mar tenía poca profundidad y que, por tanto, estaban muy cerca del mar y de alguna manera, las olas – al más estilo vaivén – fueron las culpables de tenerlo todo aglutinado.

Nunca habíamos encontrado una evidencia tan grande y tan clara. Este nuestro particular “mar fosilizado”, da vida a las plantas, a las cepas que fructifican las uvas y a nuestros vinos que transmiten toda la energía de lo que nos rodea. Y es que, probablemente, somos pequeños afortunados dentro de un parque temático de la geología Penedesenca.

Este es el origen de la fuerza de Raventós i Blanc y de la tipicidad salina y mineral de nuestros espumosos.

Deja tu comentario

Tu dirección de correo nunca será compartida. Los campos marcados con * son obligatorios.