¡Descubre más sobre Raventós i Blanc!
Te explicamos las anécdotas y novedades que pasan en cada rincón de nuestra finca.
Desde la bodega hasta la granja
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Dinámico, enérgico y amante del mundo del vino y la viticultura, Pepe Raventós se incorpora a Raventós i Blanc en el año 2001, pero su vinculación con el mundo del cava se remonta a cuando era pequeño y pasaba los veranos vendimiando en Sant Sadurní, donde han vivido veintiuna generaciones de su família, desde finales del siglo XV.
Su vida ha estado marcada por los trabajos sociales, pero sobre todo por el vino. Desde muy joven compartió horas de trabajo en el campo en Saint Emilion, aprendiendo a elaborar tintos. Adquirió experiencia en la elaboración de vinos trabajando con Didier Dagueneau en Pouilly-Fumé AOC, Loira; Nicolas Chiquet en Dizy, Champaña, y Jean Patrick Merignac en Saint Philippe d’Aiguilhe, Burdeos.
Apasionado de la naturaleza, de los animales y de la granja, busca la excelencia en todo lo que hace. Hombre de grandes convicciones, luchador y soñador, su día a día adquiere sentido porque sabe que está trabajando por las generaciones futuras.
Comprometido y movido por situar a Raventós i Blanc en el más alto nivel de elaboradores de espumosos del mundo. Tiene una ilusión: que los vinos de Raventós i Blanc tengan nombre propio. Incansable, trabaja para dar prestigio y personalidad propia a los espumosos de esta zona.
Al mismo tiempo, decide crear Conca del Riu Anoia, porque cree ciegamente que existe una oportunidad para vinos como los nuestros, sinceros, fruto de una finca, de un clima concreto, de unas variedades autóctonas y de una viticultura exigente, precisa y respetuosa.
Está convencido de poder ofrecer algo único e irrepetible, si se trabaja con honestidad y esfuerzo desde el viñedo hasta la fase de embotellamiento. Ni mejor ni peor, sino único:
Es el mayor de los once hijos de Josep Maria Raventós i Blanc e Isabel Negra i Valls. Se crió y creció en la casa familiar de Can Codorníu, en Sant Sadurní d'Anoia. Estudió en la escuela Sant Josep de Sant Sadurní y, más tarde, fue a Barcelona a finalizar los estudios de bachillerato. Es ingeniero agrónomo, en la especialidad de industrias Agrarias, por la Universidad Politécnica de Madrid, y diplomado en Enología por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
Colaborando en la creación de diversas empresas pioneras en el Delta del Ebro (horticultura y arroz para semilla, drenajes e infraestructuras agrícolas, logística y distribución de productos refrigerados y congelados), a las que actualmente todavía continúa vinculado.
Una bodega creada para dar sentido a una finca y para dar continuidad a la historia de una familia. Junto con su padre, pensó en un concepto de máxima proximidad entre la naturaleza y el hombre, que recuperase la idea del campesinado catalán. Al cabo de pocos días de fundar la empresa, su padre muere y él queda sólo al frente de esta bodega. Los inicios vienen acompañados de una gran tristeza, pero a la vez están llenos de ilusión y entusiasmo. Con el apoyo de su madre, hermanos, tíos y amigos de toda España, consigue lanzar al mercado el primer cupaje de su creador: el cava Josep Maria Raventós i Blanc.
Durante los años noventa tiene que luchar mucho para levantar la bodega; la difícil situación económica y los problemas internos hacen que Manuel se vea forzado a vender la propiedad que tenía Raventós i Blanc en Burdeos, el Chateau d'Aiguille, y la casa familiar de Can Codorníu (que le pertenecía como heredero de la família Raventós). Hoy continúa al frente de esta bodega, fiel a sus ideas, viajando por todo el mundo, presentando catas y preparando cada nueva añada con la misma ilusión de su primer cupaje.