¡Descubre más sobre Raventós i Blanc!
Te explicamos las anécdotas y novedades que pasan en cada rincón de nuestra finca.
Desde la bodega hasta la granja
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Presidente del Consejo Regulador del Cava, impulsor y creador de la DO Cava, y alcalde de Sant Sadurní d’Anoia. Su tarea incansable a favor del prestigio, la calidad y la personalidad propia de los cavas catalanes es un legado de valor incalculable. Deja Codorníu en el año 1982, pero, como heredero, mantiene la casa de Can Codorníu y la finca.
Licenciado en Ciencias Químicas por el Instituto Químico de Sarrià, es hijo de Manuel Raventós i Fatjó y Montserrat Blanc, es el mayor de sus hermanos y, por tanto, heredero de Can Codorníu y de la finca Raventós. Durante cuarenta años guió la expansión de la marca. Fue pionero en la mecanización del proceso de producción, el cual consiguió harmonizar con el método “champenoise” y una obsesión por el prestigio y la calidad de los cavas, siguiendo el modelo de los productores de la Borgoña, la Champaña y Burdeos.
Desde el Sindicato Nacional de la Vid hasta la Unión de Criadores y Elaboradores de Vinos Espumosos (UCEVE, precursora del Instituto del Cava), luchó por integrar al viticultor y al elaborador, trabajando por una uva de calidad y una viticultura rentable. Trabajó incansablemente por la elaboración de un cava de calidad y por el aumento de su prestigio y personalidad en el mundo.
Como Presidente del Consejo Regulador del Cava; y vocal de la OIV (Organización Internacional de la Viña y el Vino), dedicó una gran cantidad de energia al sector del cava; consiguiendo la aprobación de la denominación de origen en la CEE en abril de 1985.
Unas fuertes tensiones familiares y profesionales hicieron que decidiese renunciar, en el año 1982, a sus cargos en la finca de Can Codorníu, que continuó siendo 100% de su propiedad.
Desde aquel momento, y con ayuda de su hijo Manuel Raventós, comenzó a trabajar en la construcción de una nueva bodega, situada en la finca centenaria de la familia Raventós, con la visión de hacer un cava que apostase por la calidad sobre la cantidad y pudiese competir, sin complejos, con los grandes espumosos de la Champaña.
Pocos días más tarde, el 12 de marzo del mismo año, y antes de la inauguración de la bodega, un ataque al corazón durante un viaje a Nueva Zelanda, acabó con su vida. El legado de Raventós i Blanc pasaba así a manos de Manuel Raventós, con el compromiso y el reto de materializar el ideal de su padre.
Pocos meses después nacía un nuevo cava, un cava que llevaría su nombre. Es un cava elegante, sénior, nacido del más íntimo subsuelo de sus viñedos. Es su herencia: el cava Josep Maria Raventós i Blanc.