Bordeaux Experience

05.04.2022

 

De izquierda a derecha, Manu Ribas, Arnau Vivó, Joan Martí, Isabel Tarafa, Mar Portabella, Josep Samsó, Francesc Escala, el manager de Cheval Blanc, Manuel Raventós y Josep Manuel Ruiz.

Empezamos nuestra ruta des de Sant Sadurní d’Anoia a las 7 de la mañana de un frío martes 7 de Febrero. Seis horas y 634 km después llegábamos a Saint Emillion y tan sólo respirar el aire fresco embriagador de la región Bordelesa supimos que nos auguraban dos días maravillosos redescubriendo grandes viñedos. 

Châteaux espectaculares, historias personales, viñedo viejo y grandes vinos. 

El enólogo de Petrus Olivier Borrouquet junto a al Sr. Manuel y Pepe Raventós, Bodega Petrus (Superior). Viña de Château Troplong Mondot, el CEO de Troplong Mondot Aymeric de Grionde junto a Pepe (Inferior).

Petrus

10 de Febrero, primera parada: Petrus, probablemente la bodega más legendaria que cualquier apasionado del vino sueña visitar algún día. Olivier Borrouquet, su enólogo, nos recibió y su primera pregunta fue: ¿Vamos a las viñas?. En cuestión de minutos ya estábamos pisando la mítica argile bleue  tan característica de sus suelos. Suelos con más de 40 millones de antigüedad. Borrouquet nos contó que a las raíces les cuesta penetrar esta roca sedimentaria, con lo cual la naturaleza— que es sabia— busca su espacio y las vides se desparraman hacia los lados buscando nutrición y la profundidad; no llegan a escasos 60 a 80 centímetros. 

De vuelta al château, Borrouquet abrió la puerta y nos adentramos a un pasillo largo y oscuro. !Shhh, silencio” nos susurró. Estábamos a punto de entrar donde duermen y reposan todos los barriles de la casa, botas teñidas con un rojo intenso que desprendía el aroma del vino. 

Château Troplong Mondot

Château Troplong Mondot

Por la tarde visitamos Château Troplong Mondot, había llovido un poco, pero el sol se asomó entre las nubes y pudimos disfrutar de un paisaje recién rociado con los colores del viñedo intensificados. Nos recibieron dos figuras de peso, Aymeric de Gironde CEO de Troplong Mondot y Remy Monribot el director técnico. Les acompañaba un perro muy avispado y curioso. Visitando el viñedo, Remy cogió dos piedras (arcilla y grava) y las chocó entre ellas. Del roce, se desprendió un olor, un aroma a fuego, a ahumado. Perfume característico en todo su viñedo. Descubrimos que tienen un maravilloso restaurante con 1 estrella Michelin, ¡trabajando para conseguir la segunda!. 

El chef David Charrier es el encargado de apostar por los ingredientes de la zona, en su mayoría provenientes del huerto vegetal cultivando con permacultura. ¡Nos encantó! 

Y, hoy podemos decir ya que somos el primer espumoso español de su carta con Textures de Pedra. 

Interior de las bodegas de Cheval Blanc.

Château Cheval Blanc

Château Cheval Blanc, fue la primera visita el 11 de Febrero. Cada detalle estaba exquisitamente cuidado, árboles frutales flanqueando los viñedos, magníficas vistas, y salones emblemáticos como su “Orangerieuna habitación que irradiaba luz ornamentada con delicados detalles florales. Impresionante la reciente reconstrucción de la bodega — inaugurada en 2011—por el célebre arquitecto francés Christian de Portzamparc. Un diseño luminoso (gracias a los amplios ventanales) y clásico, con tinas fabricadas en hormigón, que le dan el toque austero perfecto. 

Una escalera te permite subir al techo del edificio donde hay una terraza con vistas panorámicas sobre las dos regiones: la cara norte es Pomerol, la cara sur es Saint-Émilion. Y desde estas alturas nuestros anfitriones nos explican en detalle cómo es el “terroir del domaine”: 37 hectáreas divididas en 44 parcelas, todas distintas. El castillo, la residencia que construyó la familia Fourcaud-Laussac a mediados del siglo XIX, fue también remodelado en el año 2000. 

(De izquierda a derecha) Directeur technique del vignoble, hijo de los condes de Neipperg, Ludovic Neipperg. Paisaje del domaine y exterior del Château Canon-la-Gaffelière & Château d’Aiguilhe.

Château Canon-la-Gaffelière & Château d’Aiguilhe

Al mediodía por fin, volvimos allá donde, por aquel 1998, dejamos atrás nuestra personal y especial aventura bordelesa. Aquel jueves de Febrero del 2022, más de 24 años después, Pepe y Manuel paseaban de nuevo por Château d Aiguilhe. Lugar lleno de memorias de juventud para Pepe – donde pasó varios veranos de vendimia– y de otras muchas memorias para Manuel Raventós donde inició aquella arriesgada apuesta. 

Tras un paseo por rincones ya conocidos del viñedo, el lago o el palomar; Ludovic Neipperg, hijo de los actuales propietarios y Director Técnico, nos recibió y guió a través de este recorrido lleno de recuerdos pasados. 

Nos llevó también a Canon-La-Gaffelière, donde catamos todos sus vinos. Espectacular la moderna bodega circular que tienen. Cuentan, que esta esfera les permite ganar espacio. Ludovic nos llevó al ground 0 de la bodega donde las uvas llegan y por su propio peso caen por gravedad en los depósitos de hormigón y madera, tratando así a la uva con la máxima delicadeza: ¡como en casa!

En su apuesta por el perfecto equilibrio entre modernidad y tradición, pudimos apreciar la bodega construida hace más de 500 años donde reposan sus vinos. Un curioso lugar donde el techo dibuja un barco visto desde a bajo. !Es como una iglesia” comentó el Directeur Technique; y no nos extraña porque realmente era una localización que tiene un valor histórico inconcebible. 

Y con esto cerramos nuestras visitas, unos días de equipo, aprendizaje e inspiración. Si pudiéramos llevarnos solo una cosa en nuestra maleta sería el savoire faire y respeto por su territorio con aquel difícil equilibrio entre tradición y modernidad.

A sido un placer,

¡À la prochaine bordeaux!

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